miércoles, 4 de julio de 2012
Análisis del libro “Reinventarse” de Mario Alonso Puig.
* La motivación, la verdadera motivación es la base de la que partir para hacer aflorar lo que permanece oculto en nuestro interior y cambiar.
* Conocer los orígenes de nuestras emociones nos prepara el camino para poder gestionarlas después.
* Sin saberlo, las convicciones que nos limitan se fraguan sin enterarnos, trabajando estas por debajo del plano consciente.
* La consciencia es el ojo, y esta necesita de la atención, que es la luz para descubrir aquello que estaba cubierto o velado.
* Una de las claves está en prestar más atención a nuestras sensaciones y menos a lo que pensamos que suele ser lo normal, y así estas sensaciones podríamos enmarcarlas dentro de la intuición.
* Aparte de la motivación, el valor y el coraje también son importantes para adentrarse en ese espacio inconsciente y descubrir nuestras conductas automáticas y nuestro verdadero potencial.
* El consciente es como el capitán del barco velero y el inconsciente el viento que impulsa las velas, con lo cual el capitán debe aprender a entender el viento si quiere llegar a algún sitio.
* Debemos trascender esos automatismos que solo traen escasez y sufrimientos, automatismos o reacciones que se deben sustituir por respuestas elegidas para sentirnos libres interiormente.
* Destacar dos planos de percepción en los que nos movemos y necesitamos movernos, el de lo que parece que es y el de lo que realmente es. Consciente e inconsciente.
* Descubrimos lo que previamente estaba velado cuando aceptamos el momento presente trascendiendo nuestros límites mentales.
* Abrir puertas en lugar de cerrarlas a base de prestar más atención a lo que hacemos. Se trata de una atención que no juzga, potenciando así la capacidad de observación.
* Cuidado del cuerpo, (el cuerpo es el inconsciente) cuidamos la mente, y cuando cuidamos la mente cuidamos el cuerpo.
* Vivir atrapado en una personalidad determinada también deja a uno recluido a abrirse y se queda encerrado como en una caja sin darse cuenta de ello, llamada esta “zona de confort”.
* Hay que ser consecuentes con nosotros mismos y en lugar de criticarnos o acusarnos y hacer leña del arbol caído, (que esto no llevará a cambiar nada) hay que sustituir la vergüenza y la culpa por el ejercicio de la responsabilidad y la compasión. Aprender a perdonarse.
* Creamos conductas de comportamiento o patrones automáticos malos para evitar el dolor y cubrir nuestras necesidades, estos patrones no son simples ideas mentales sino que son auténticas redes neuronales que involucran al cuerpo en nuestro detrimento.
* Aferrarnos a nuestro pasado parece darnos una sensación solida de identidad y sin embargo ese pasado está colándose en nuestro futuro cercenándonos así a aspirar a nuevos horizontes.
* Nuestro cerebro está mucho más posicionado en evitar el dolor que en buscar la recompensa y, por eso, cuando intuimos que va a haber sufrimiento, solemos parar en seco y echar a correr.
* La idea de aceptar el problema, una mala experiencia, un suceso acaecido es mucho más importante que resignarse. Aceptar es acción, responsabilidad y consciencia, la resgnación es inacción dolorosa.
* Nos parece que en el vacío y el silencio no existe nada y, por eso, se nos antoja absurdo dedicar parte de nuestro ya escaso tiempo a desarrollar la capacidad de parar nuestros pensamientos y quedarnos en silencio.
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