Extracto de un artículo en Babelia por Antonio Muñoz Molina:
...- Hace muchos años, en una colección de textos fragmentarios de Fernando Pessoa, leí una observación que entonces no estaba en condiciones de razonar plenamente, pero de la que me he acordado muchas veces: el arte moderno, venía a decir Pessoa, no imita las apariencias de la naturaleza, sino que intenta emular sus procesos. Y el principal de ellos es la emanación del orden a partir de leyes muy simples que regulan hasta cierto punto los datos del azar. La idea romántica del artista y del ser humano es la de una especie de Prometeo que con su inteligencia y su fuerza pone orden en el caos del mundo; y mucho antes, ahora que lo pienso, es la idea de Dios. Pero lo cierto es que el mundo se organiza bastante bien por sí solo, y que lo más llamativo de los hechos en apariencia caóticos - el flujo de las multitudes, el del agua durante una inundación, el tiempo atmosférico, el juego de los dados- es que dan lugar muy pronto a patrones de orden que se repiten más o menos idénticos a través de la naturaleza, la animada o la inanimada.